El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, dijo en Glasgow (Escocia) que Brasil tiene que hacer un "mea culpa" y reconocer que la deforestación ilegal "alarma al mundo" y genera una crisis de imagen del país ante la comunidad internacional.
Las declaraciones de Pacheco se hicieron el martes (9) durante el evento "El futuro verde está en Brasil", promovido por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-26).
Según él, este escenario debe imponer a Brasil el diagnóstico y la identificación de la realidad a transformar. "Todos tenemos este compromiso: identificar el problema y reconocer que estamos en camino de su solución", añadió el senador.
Junto al ministro de Medio Ambiente, Joaquim Leite, y al presidente de la CNI, Robson de Andrade, el senador dijo que Brasil también tiene méritos en la lucha contra el cambio climático. En este sentido, destacó la aprobación del Marco Legal de Saneamiento Básico y el proyecto de ley que anticipa de 2030 a 2025 la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Brasil en un 43%, tomando como referencia el año 2005. El texto fue votado por el Senado en octubre y actualmente se está debatiendo en la Cámara de Diputados.
La propuesta presentada por el gobierno brasileño a la convención en diciembre de 2020 era reducir las emisiones en un 37% para 2025 y en un 43% para 2030.
Otro punto positivo destacado por Pacheco es que la sociedad brasileña es sensible al clima y al medio ambiente. "Hay una maduración de la sociedad brasileña en la cuestión medioambiental. Y, antes de eso, había una conciencia de la prensa en este sentido de combinar los intereses del desarrollo económico con el cuidado del medio ambiente. Esto se ha convertido en una realidad ineludible: son cuestiones que solo pueden avanzar, no retroceder", dijo.
Recursos
El Presidente del Senado también defendió que los países desarrollados deben asumir la responsabilidad de contribuir a la preservación de las florestas, principalmente para ayudar a los países en desarrollo.
"Estas florestas, para que se preserven, necesitan la contribución de todos los países, especialmente los desarrollados, que han aprovechado, por adelantado, el beneficio de sus actividades económicas con algún sacrificio del medio ambiente", justificó.
También dijo que la deforestación debe combatirse con mecanismos de control, pero que estas inversiones de los países desarrollados "son fundamentales y justas, porque tienen una lógica de compensación histórica y no de altruismo filantrópico", dijo.
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