El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castros, sancionó ayer (27) una ley que regula el uso de mascarillas en el estado. La decisión se publicará en el Boletín Oficial de hoy (28).
Además. la Secretaría de Estado de Salud publicará también este jueves una recomendación a las municipalidades para que sigan criterios de distanciamiento social, ambiente abierto y cerrado, porcentaje de vacunación de la población, celebración de eventos de prueba, y otros para flexibilizar el uso de mascarillas en sus respectivos territorios.
“La relajación del uso de mascarillas en espacios abiertos es motivo de celebración. Más de un año y medio después del decreto de calamidad pública en Brasil debido a la pandemia, esta medida representa un salto importante para la victoria del estado y del pueblo de Río de Janeiro sobre el virus”, dijo, en un comunicado, el gobernador.
Según Castro, el estado se encuentra actualmente en el escenario de bajo riesgo de contaminación por covid-19 en todas las regiones debido a la agilidad en la distribución de las vacunas a los municipios. “Para que la lucha contra el covid-19 se gane definitivamente, pido que todos sigan las directrices de las autoridades sanitarias”, dijo.
La capital
El ayuntamiento de Río de Janeiro publicó ayer (27) un decreto en el Boletín Oficial del Municipio en el que libera el uso de cubrebocas en lugares abiertos y autoriza el funcionamiento de discotecas, salas de conciertos y salas de baile con hasta el 50% de la capacidad. En ambientes cerrados y en el transporte público, la protección facial sigue siendo obligatoria.
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, había anunciado la medida el martes (26). La recomendación procede del comité de expertos creado por el gobierno municipal para asesorarle en la lucha contra la pandemia del covid-19. “Hemos llegado al 65% de toda la población de la ciudad debidamente inmunizada”, justificó Paes.
Sin embargo, para que entrara en vigor la relajación en la capital, se dependía de que el gobernador Castro sancionara la ley aprobada anteayer (26) por la Asamblea Legislativa de Río (Alerj), la cual desobliga el uso de mascarillas al aire libre en todo el estado. Según la propuesta aprobada ayer, seguirá correspondiendo a cada municipio la decisión final, ya que siempre se aplica el parámetro más restrictivo.
Según la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) adoptada el año pasado, los municipios, los estados y la Unión tienen competencias complementarias para establecer medidas de lucha contra el covid-19, pero, en caso de desacuerdo, prevalecen las medidas más restrictivas.
La pandemia sigue
Marcelo Gomes, coordinador de InfoGripe, servicio de monitoreo de casos de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), sostiene que aún no es el momento de relajar el uso de mascarillas incluso en ambientes exteriores porque cada municipio tiene una cobertura de vacunación y una situación epidemiológica diferente. Recuerda, por ejemplo, que la capital de Río de Janeiro tiene un gran flujo de personas procedentes de otras ciudades del estado y del país.
“Fijarse en la situación epidemiológica y de vacunación de un solo municipio y no tener en cuenta los vecinos puede ser un problema tanto para la capital como para ellos, ya que eliminar el requisito de la mascarilla, incluso en entornos abiertos, facilita la transmisión”, señala el investigador. “El riesgo de transmisión aumentará, aunque sea menor que en entornos cerrados.”
Gomes destaca que la lucha contra la pandemia es colectiva, no solo para los individuos sino también entre los municipios. “Esta marcha conjunta es muy importante porque los municipios no son islas. Hay una interacción muy grande”, dijo.
“Aunque los indicadores apuntan a situaciones positivas, con la caída de los casos graves y el avance de la vacunación, todavía estamos muy lejos de lo que hoy se considera como ideal, que es alrededor del 90% de la población vacunada”, agregó.
El investigador de Fiocruz señala que los países del hemisferio norte han pasado por una situación similar al anticipar la retirada del uso obligatorio de la mascarilla y tuvieron como resultado el aumento significativo del número de casos de covid-19. “Apostar por que no tendremos una mala consecuencia es un gran riesgo”, dijo.
“Hay que perder esta resistencia a llevar la mascarilla. ¿Queremos volver a tener interacción social? Queremos. Si el precio a pagar es el uso de la mascarilla, es un coste social bajo”, reflexionó.
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