Brasil fue el país de habla portuguesa donde hubo la más grande reducción de la mortalidad de niños menores de cinco años entre 1990 y 2017.
En ese período, la tasa de mortalidad cayó de 63 para 15 de cada mil nacidos vivos, un promedio de reducción del 5,4% al año. La disminución fue más pronunciada que la de Portugal (5,1% al año), que en 2017 registró tasa de mortalidad equivalente a casi la mitad de la brasileña: 8 por mil nacidos vivos.
De acuerdo con el informe Niveles y Tendencias en la Mortalidad Infantil, publicado por la ONU en Ginebra (Suiza), las condiciones de la infancia en Brasil y Portugal son mejores que en los demás países lusófonos. En 2017, murieron 17 niños hasta 5 años de cada mil en Cabo Verde; 32 de cada mil en Santo Tomé y Príncipe; 42 de cada mil en Mozambique; 48 de cada mil en Timor Oriental; 81 de cada mil en Angola; y 84 de cada mil en Guinea-Bissau.
La mortalidad infantil, así como la longevidad, es uno de los indicadores de salud utilizados para calcular el Índice de Desarrollo Humano (IDH), verificado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Brasil ocupa el puesto 79, casi 40 posiciones por detrás de Portugal (41), en el IDH.
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